MERCADO NAVIDEÑO CON "LIBROS EN MOVIMIENTO"
El pasado 16 de diciembre se celebró en la Plaza Corazón de María el mercado navideño de los comerciantes de San Francisco. Y, como no podía ser de otra manera, allí estuvo Norai aprovechando la ocasión para sacar a la calle los Libros en Movimiento. El pequeño espacio con el que contó nuestra asociación, ocupado por apenas dos mesitas plegables, no fue obstáculo para nuestra misión de democratizar la cultura, concienciar sobre la importancia de la economía circular y promover el cuidado del medio ambiente a través del reciclaje y la reutilización. Si había que aprovechar las cajas de cartón para exponer nuestros libros, se hacía. Si había que aguantar frío en una mañana de diciembre, se aguantaba. Por suerte, casi como si estuviese destinado para nosotros, la lluvia que llevaba toda la semana cayendo sobre Bilbao cesó justo cuando terminábamos de montar nuestro puesto y nos brindó la oportunidad de disfrutar del sol.
Los visitantes que se acercaban a nuestro tenderete se sorprendían con el funcionamiento de Libros en Movimiento, igual que nos sorprendimos todos la primera vez que escuchamos hablar de una librería en la que los libros eran gratis, y solo se aportaba a cambio aquella cantidad que cada uno quisiese y se pudiese permitir. También mostraban el mismo desconcierto de quienes nos conocen por primera vez ("¿pero después tengo que devolverlo?", "¿pero entonces tengo que traer otro a cambio?"). "No, no lo tienes que devolver. No tienes que traer otro a cambio. Lo que queremos es que los libros vuelen". Y, como siempre, se marcharon con un libro bajo el brazo, o dos, o tres, prometiendo visitarnos en la librería de la calle Bailén, sugiriendo traernos los libros que sacaron de casa durante aquella limpieza, y aportando cada uno cuanto quiso. Un padre y un hijo, encantados con la filosofía de nuestro proyecto, contribuyeron echando en nuestra hucha una moneda tras otra, tras otra, tras otra, mientras yo pensaba "madre mía, parece que jueguen en una tragaperras", y nos la devolvieron con un "para que no se os vuele". Una chica aportó más monedas aún, boquiabierta por haber encontrado de casualidad, fíjate tú, una edición en inglés de aquella novela de Virginia Woolf que llevaba tiempo queriendo leer. Y así un visitante tras otro, un libro tras otro, rodeados de quienes dan vida a San Francisco, terminó aquel evento en el que tejimos redes con los vecinos, con los comerciantes, con las asociaciones, y fuimos un poquito más parte del barrio.