PESCADORES EN AGUAS AJENAS (3) NUEVAS AGUAS EN UNA SOCIEDAD EN RÁPIDA TRANSFORMACIÓN

12.07.2023

Mamadou cruza las aguas que separan o unen los continentes africano y europeo. Pocas millas que llegan a convertirse en una travesía arriesgada y en ocasiones mortal.

En pocas semanas Bermeo, un pueblo costero del País Vasco, se convierte en su nuevo lugar de amarre. La comunidad senegalesa en la zona cambia las pateras por barcos de pesca. Los procesos de inserción, que transforma y reconfigura estas tierras vascas, bañadas por un bravo Cantábrico, se enriquecen con una cultura foránea: lucha libre al estilo senegalés, bailes y músicas típicas, cocina singular.

Pero el migrante ni puede ni quiere olvidar a su país de origen, ni a sus familiares. Por eso, sueñan con contribuir a mejorar la vida de los suyos, para que no se vean forzados a pescar, como ellos, en aguas ajenas.

Si es tu día para morir vas a morir. Salimos a las cuatro de la madrugada y navegamos hasta la una del mediodía, cuando Salvamento Marítimo nos localizó. Tuvimos suerte, porque el mar estaba revuelto.

¿Cuánta gente ibais en la barca?

Sesenta personas. La embarcación estaba a rebosar. Yo no podía moverme en absoluto. Estuve sentado en la misma posición todo el tiempo.

¿Entraba el agua dentro?

Por la mañana no, pero cuando salvamento nos rescató, había mal tiempo. No hubiésemos podido aguantar mucho más. La barca no era muy estable y navegaba despacio. Si caes al agua no aguantas mucho tiempo porque el agua en el Atlántico europeo está muy fría.

¿Sabías la dirección, hacia dónde tenías que ir?

Me dieron un mapa con las coordenadas y una brújula. Teníamos cinco garrafas de gasoil y solo gastamos dos. Fue más que suficiente.

¿Tenías claro que querías quedarte en España o pensabas ir a otro país?

Me dijeron que es más fácil obtener papeles en España. Personal de CEAR (Comité Español de Ayuda al Refugiado) nos recibió y estuve esperando dos semanas. Luego llamé a un tío que vive en Bilbao y compré un billete de bus. Como no entendía nada de castellano, me equivoqué y seguí hasta Santander.

Allí me pasó algo curioso. Cuando estaba en la estación de autobuses se acercó a mí un compatriota. Resulta que conocía a mi tío y le llamó. Me dio las indicaciones precisas y ya pude viajar tranquilo hasta Bilbao.

Desde que llegaste, ¿cuánto tiempo tardaste en conseguir trabajo en el puerto de Bermeo?

Mucho. No es fácil encontrar trabajo cuando no tienes los papeles. En la temporada del verdel solíamos ayudar en el puerto, pero trabajas un día y dos no. Durante el primer año no trabajé mucho. Un amigo me dijo que tenía que ir a Jaén, para trabajar en la aceituna. Pero cuando llegamos allí no hubo forma de encontrar trabajo. Tan solo pudimos emplearnos veintidós días. Volvimos a Bermeo y nos quedamos confinados por el Covid. Como necesitaban trabajadores en el campo, poco después regresé a Jaén, Huelva, Albacete y Tomelloso. Realicé trabajos distintos: en Huelva la fresa, en Albacete la cebolla y la uva, en Jaén la aceituna. Se trabaja duro.

El tiempo fue pasando y como necesitaba regularizar mi situación regresé a Bermeo. Alquilé una habitación. Cuesta mantenerse por uno mismo, pero es necesario lograrlo. Alquilar una habitación sin empadronamiento cuesta 200 euros. Por suerte, un amigo me empadronó. Finalmente, gracias a Kemen-Norai conseguí hacer todos los trámites y cumplir los requisitos necesarios para tener mis papeles.

¿Cómo te pusiste en contacto con Kemen-Norai?

Trabajaba con Ibo, una persona de Guinea Conakry que os conoce bien. Me dijo que ayudáis a la gente y me facilitó el teléfono. Así que cuando regresé a Bilbao me puse en contacto con vosotros.

Ahora estás trabajando como tripulante en un barco de pesca: ¿Cómo es la vida en un barco europeo?

Trabajamos 4 personas, dos de Senegal y otras dos de Bermeo (Bizkaia). No es un trabajo duro, pero dormimos poco. Pescamos con anzuelo. Es un barco pequeño y volvemos a descansar a casa. Ahora estamos pescando merluza. Se vende bien. Cuando se levanta el aparejo, vamos cogiendo los peces, uno a uno. El capitán se llama Eusebio.

En el mismo barco limpiamos el pescado, ponemos hielo y ese mismo día se vende en la cofradía. Actualmente cogemos menos cantidad, pero está bien de precio. Hemos tenido épocas en que llenábamos 40 cajas de 12 Kg cada una. Ahora estamos pescando entre 15 y 20. Quizás dentro de poco nos pasemos al bonito. Se pesca más lejos. A partir de septiembre se pesca el congrio y basta con tres personas. Así que tendré que enrolarme en otro barco o ir a la vendimia.

¿Cómo te sientes en el trabajo, con la gente?

La relación con el patrón es buena, una persona tranquila. Suele llevar comida para todos. Otro plan que tengo es sacarme el carnet de conducir.

En Bermeo somos bastantes senegaleses. Nos juntamos siempre entre nosotros. Si hay una fiesta, nos reunimos las familias. Cuando nace un pequeño nos juntamos, compramos un cordero y hacemos fiesta.

¡Qué bien! Así que ya estarás pensando en hacer una visita a tu familia.

Hace más de cuatro años que no les veo. Si gano suficiente dinero iré pronto, si no tendré que esperar, porque quiero llevar algo de dinero cuando viaje a casa. La familia espera que lleves algo. A nosotros en Senegal nos falta una casa. Estamos viviendo en la casa de un hermano de mi padre, pero estamos muy apretados. Queremos hacer una casa y me gustaría ayudarles.